El estilo francés junto al look campiña inglesa se dieron la mano en un desfile opulento y barroco que hizo soñar a los asistentes. El espacio elegido no podía ser más espectacular: se trata del palacio de Blenheim, ubicado en Woodstock, a unos 20 minutos de la ciudad universitaria de Oxford (Inglaterra)
El motivo que dio el punta pie para este evento, fue la apertura de una nueva boutique de la maison en Londres.
Aunque el resultado nos recuerde un poco a ese “El Chaos Magic” (la magia del caos) que tan presente está en las últimas colecciones de otoño-invierno; no han desaparecido de las colecciones de que Lucie Meier y Serge Ruffieux, presentan a la cabeza del equipo creativo de Dior.
En esta oportunidad han mezclado con maestría un vestido midi en print floral con otros elementos típicos de la firma francesa como las estrictas blazers o los abrigos de corte minimal, pero impecables.
Pasado y presente se dan la mano también jugando a ese continúo juego de contrastes, para que nada sea convencional. Atrevido, sí, pero también respetando ese legado de una casa centenaria. Una visión rompedora pero, en cierto modo también, clásica. Un nada es lo que parece que sorprendió y entusiasmó a partes iguales.


Nueva musa de Dior
Horas antes del desfile nos enterábamos de que la modelo Bella Hadid se convertía en la nueva embajadora de maquillaje de Dior y por supuesto, esta nueva musa de la maison no podía faltar en el desfile.